A medida que los avances tecnológicos se incorporan al mercado, las ciudades están en la cúspide de la transformación y dispuestas a mejorar drásticamente la calidad de vida de los ciudadanos.
Desde enfoques más inteligentes del tráfico, los servicios sanitarios, el transporte y la gestión de residuos, las ciudades son más receptivas que nunca y ello tiene importantes beneficios para los residentes urbanos.
Las iniciativas de ciudades inteligentes utilizan una base tecnológica, consistente en redes inteligentes de dispositivos y aplicaciones conectados, para permitir una toma de decisiones más basada en los datos.
Las ventajas asociadas a las ciudades inteligentes, van más allá del ahorro de costes y la eficiencia, sino que también tienen un impacto medible en los indicadores de calidad de vida.
Los planificadores municipales se están dando cuenta de que, para maximizar las estrategias de las ciudades inteligentes, las personas y los residentes deben estar en el punto de mira.
Entonces, ¿importa la calidad de vida?
Garantizar que una ciudad sea habitable es fundamental para asegurar un crecimiento sostenible.
Se trata de mejorar el bienestar de los residentes, pero también de atraer a nuevos residentes valiosos e impulsar las perspectivas económicas de una ciudad.
Esto significa que los dirigentes municipales deben centrar las inversiones en inteligencia digital que ofrezca resultados más significativos y relevantes para los ciudadanos.
He aquí cinco ejemplos de aspectos de la calidad de vida que pueden mejorarse con innovaciones inteligentes:
#1 Un medio ambiente más limpio
La urbanización y el consumo crecen y aumenta la prevalencia de las presiones medioambientales.
Hoy en día, una de las principales prioridades de los urbanistas es averiguar cómo incorporar la tecnología al avance hacia un medio ambiente más limpio y sostenible.
El mundo genera 2.010 millones de toneladas de residuos sólidos al año y se prevé que los residuos municipales no hagan más que aumentar.
Las ciudades inteligentes buscan métodos basados en datos para gestionarlos y reducir las emisiones de CO2 generadas por los métodos tradicionales de gestión de residuos.
Los sensores de contenedores inteligentes y el software de control de residuos permiten a las ciudades optimizar sus recogidas de residuos, impulsar iniciativas de reciclaje y cambiar a prácticas más sostenibles.
Al recoger los contenedores sólo cuando están llenos, en lugar de semivacíos o vacíos, se elimina la ineficacia y la pérdida de combustible, el tiempo de conducción y la carga que suponen los contenedores desbordados.
Las ciudades son responsables de la mayor parte de la actividad económica mundial, del consumo de energía y de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Utilizar innovaciones inteligentes para minimizar las emisiones significa que las ciudades pueden contribuir a los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU e incluso aspirar a alcanzar la neutralidad de carbono.
Y lo que es más valioso, puede permitirles seguir satisfaciendo las crecientes demandas de los ciudadanos.
#2 Mejora de la salud pública
COVID-19 ha acelerado sin duda el avance y la adopción de intervenciones sanitarias basadas en datos.
El papel potencial de la tecnología en la atención sanitaria es amplio, y con más innovaciones en desarrollo cada día, las oportunidades son enormes.
Durante la pandemia, muchos han mejorado la participación de los pacientes mediante dispositivos y aplicaciones móviles conectados.
Una rama del Internet de las Cosas (IoT) es el Internet de las Cosas Médicas (IoMT), que consiste en monitores cardíacos y monitores de glucosa en sangre.
Está transformando la conectividad del ámbito médico.
Hacer que la atención médica sea más inteligente puede permitir la prevención, el tratamiento y el seguimiento de enfermedades crónicas como la diabetes, lo que podría tener un enorme impacto en el mundo.
La analítica de datos también puede permitir a las ciudades dirigirse a los grupos demográficos con mayor riesgo de padecer determinados problemas de salud, comunicándoles información sobre vacunaciones, prevención, etc.
#3 Delincuencia y seguridad
Las tecnologías inteligentes podrían ayudar a las ciudades a reducir la delincuencia entre un 30 y un 40% y permitir tiempos de respuesta de los servicios de emergencia entre un 20 y un 35% más rápidos.
Captar información detallada casi en tiempo real y compartirla a través de una aplicación móvil dedicada a la seguridad pública puede permitir la resolución conjunta de problemas.
La cartografía de la delincuencia en tiempo real y predictiva utiliza el análisis estadístico para obtener información sobre las pautas de la delincuencia en la zona.
Los sistemas inteligentes de seguridad y vigilancia también pueden ayudar a optimizar el cumplimiento de la ley, así como los centros operativos de llamadas.
En general, el intercambio de información para que las autoridades puedan desplegar los servicios con mayor eficacia ayuda a construir comunidades más seguras.
#4 Movilidad y desplazamientos diarios
La movilidad urbana está experimentando cambios notables y es un factor crucial para impulsar el crecimiento de la innovación en las ciudades inteligentes y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Reducir el tiempo de desplazamiento puede parecer una tarea arbitraria, pero puede mejorar seriamente la escala de habitabilidad de una ciudad.
Las ciudades que implantan aplicaciones innovadoras de movilidad pueden reducir el tiempo de desplazamiento entre un 15 y un 20%.
Por ejemplo, los sistemas de metro pueden utilizar sensores y señales digitales para coordinar sus servicios de forma más eficaz y puntual.
El desarrollo también puede verse en el cambio hacia servicios más basados en las necesidades, como los servicios de coche y bicicleta compartidos.
Los vehículos autónomos son también una oportunidad apasionante para las ciudades inteligentes.
Los coches inteligentes que se conducen solos, con recogida, entrega y recarga automatizadas, son una innovación de vanguardia que cambiará para siempre el entorno urbano.
#5 Comunidad y conexión
Las ciudades inteligentes pueden capacitar a los ciudadanos para implicarse más en su entorno y fomentar una comunidad colaborativa digital.
Establecer una interacción más bidireccional entre el público y las autoridades locales puede permitir a los urbanistas ser más receptivos y elegir soluciones que puedan transformar vidas.
Convertirse en una ciudad inteligente puede parecer una tarea onerosa, pero dar cabida a las asociaciones público-privadas puede ayudar a disminuir los costes asociados a la adopción de una base tecnológica.
La participación ciudadana también puede ayudar a generar confianza y expresar transparencia durante la aplicación de las innovaciones.
Las soluciones digitales para un futuro más habitable están al alcance de la mano, y centrarse en mejorar la calidad de vida es un buen punto de partida.